
La catedral surge íntimamente ligada a la idea del esplendor gótico, a efecto claro de las necesidades y aspiraciones de la sociedad de la época, a un nuevo enfoque de la catedral como edificio de contacto y ascenso espiritual. La arquitectura gótica es un instrumento poderoso en el seno de una sociedad que ve, en el inicio del siglo XI, transformarse la vida urbana a un ritmo acelerado. La ciudad resurge con una extrema importancia en el campo político, en el campo económico (espejo de las crecientes relaciones comerciales), ascendiendo también, por su lado, la burguesía adinerada y la influencia del clero urbano.

Destaca particularmente su magnífico órgano Cavaille-Coll, siendo la plaza de organista titular de Nôtre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista. Esta plaza fue ocupada por el genial organista y compositor francés Louis Vierne entre los años 1900 y 1937, época que se recuerda como la del mayor esplendor de la catedral como centro artístico y musical.