En el último cuarto del siglo XX era evidente que el puente ya no respondía a las necesidades. Está dotado de una sola línea y sólo permitía ir a 20 km por hora, con cargas muy limitadas.
Se encuentra en desuso desde la apertura del puente São João, en 1991. Pese a la importancia arquitectónica de la obra, actualmente se encuentra en proceso de degradación debido al abandono causado por la falta de utilización práctica.